Ni es nórdica, ni ha sido robada, ni tampoco secuestrada por una red internacional de tráfico de menores. La pequeña María hallada en un asentamiento gitano en la ciudad griega de Farsala, es hija de un matrimonio búlgaro, también gitano, que asegura que años atrás regaló a la menor, con siete meses de edad, cuando vivían en Grecia. Lo confirma el ministerio de Interior búlgaro que les ha realizado pruebas de ADN, que han dado positivas. Además el matrimonio búlgaro y padres biológicos del 'ángel rubio' -así ha apodado a la menor la prensa- tienen 10 hijos, algunos de ellos con rasgos muy parecidos a los de María. Rubios y también pelirrojos. Son Sasha Ruseva, de 38 años y Atanas Rusev, de 36. Los padres adoptivos de María así lo dijeron cuando fueron detenidos, aseguraban que la niña había sido un regalo. La abogada de la familia, Marietta Palavra ya ha solicitado su puesta en libertad. Los padres adoptivos de María están en la cárcel acusados de secuestro de menores.Palavra también solicita que María sea devuelta a los padres adoptivos. Lo mismo que piden sus hermanastros y hermanastras, muy afectados por la marcha de la pequeña.Para los vecinos de la familia adoptiva María era ya una más de la familia. Para ellos la situación también ha sido dolorosa. Charalambos Dimitriou es el presidente de la comunidad de vecinos del asentamiento y asegura que todos han llorado por ella.Ahora, las autoridades búlgaras y las griegas intentan determinar si los padres biológicos vendieron a la menor. Mientras, en el campamento de Farsala, todos esperan el regreso de la pequeña a Grecia.