Con la llegada de 2012, Ámsterdam ha despedido uno de sus mayores reclamos turísticos. Los conocidos coffee shops, los locales en los que se podía consumir marihuana, cierran sus puertas. A partir de ahora sólo podrán acceder los holandeses y quienes residan en el país.Así lo marca la ley que entra en vigor con el nuevo año. El gobierno conservador holandés tipifica ahora el cannabis cultivado en su país como una droga dura debido a la potenciación que ha sufrido su principal compuesto químico, el tetra-hidro-cannabiol. Su manipulación, aseguran, hace más peligrosa la marihuana por sus efectos sobre el cerebro. De momento, de esta norma se libran las tres provincias del sur, que no tendrán que aplicarla hasta el próximo 1 de mayo.En total se verán afectados unos 650 locales, que califican esta ley como la ruina de su negocio, ya que prohibe la entrada de su principal cliente, el turista. En 2010, el 30 por ciento de extranjeros que visitaron los coffee shops, fueron españoles, unos 135.000, los más atraídos por estos locales junto a estadounidenses e italianos.