Los militantes italianos del No TAV se oponen a la construcción de la ferrovía porque consideran que los trabajos provocarán daños al medio ambiente y que los túneles que deberán ser abiertos en las montañas de la zona liberarán sustancias tóxicas, como amianto y uranio. Asimismo, consideran al tren como innecesario y con un alto costo económico