El Ayuntamiento de Alegría-Dulantzi (Álava) se ha convertido en el primer municipio vasco en solicitar que la Iglesia católica pague todos los años el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) por las edificaciones que posee en este municipio, lo que supondría un ingreso para las arcas municipales de entre 4.000 y 5.000 euros anuales.