La Jonquera, como tantos otros pueblos fronterizos, un lugar sembrado de carteles luminosos, ofrece mercancías de todo tipo a precios de ocasión. Las tesis de 'The New York Times', las apuntalan los vecinos y comerciantes del lugar: menos ventas en general y un negocio que florece por la noche. Los macroprostíbulos fronterizos son un negocio al alza y la ordenanza que penaliza la prostitución en la vía pública no ha evitado su proliferación. El año pasado no se pagó ninguna de las 300 multas.