Pieza clave de la eclosión de la literatura hispanoamericana junto a Vargas Llosa, García Márquez y Julio Cortázar, candidato perpétuo al Nobel, ha recibido prácticamente todos los premios literarios menos ése. Entre ellos el Cervantes en el 87 y el Príncipe de Asturias en el 94. Hablaba de una de sus mejores obras, la muerte de Artemio Cruz, junto con Aura, dos clasicos de la literatura hispanoamericana. Doctor Honoris Causa en universidades como Harvard y Cambridge, no dejó nunca de lado su compromiso social. Hijo de diplomatico, en el 75 fue nombrado embajador de México en Francia y abrió las puertas de la legación a los refugiados políticos: latinoamericanos y antifranquistas españoles. Con 83 años, preparaba su próximo libro y había regresado hace un par de días de la Feria del Libro de Buenos Aires. Su último artículo, publicado ayer mismo en un diario mejicano, se lo dedicó a Francois Hollande.