Miles de paraguayos protestan en Asunción contra la insólita situación que atraviesa el país. Son partidarios del presidente Fernando Lugo. Le quieren mostrar su apoyo cuando senado está a punto de votar su destitución. El resultado de la votación es muy claro. Lugo queda expulsado de su puesto. El fulminante juicio político le ha encontrado responsable de los graves disturbios que tuvieron lugar hace una semana en el norte del país. El desalojo de unos campesinos que habían ocupado unas tierras acabó con 17 muertos. A raíz de la matanza, el partido liberal, que apoyaba a Lugo en el gobierno, le retiró su soporte y forzó el proceso de destitución. Ha sido uno de los miembros de ese partido, el vicepresidente Federico Franco, el que ha asumido la presidencia. Haciendo honor a su fama de conciliador, Lugo entra en la sala de prensa sonriendo. Pide a sus partidarios que protesten pacíficamente. Pero no oculta su desazón. Habla de golpe de estado expres.Lo mismo opinan la mayoría de sus homólogos sudamericanos. Ya han anunciado que no reconocerán al nuevo gobierno el presidente de Ecuador, el de Venezuela y la presidenta Argentina. En las calles de Paraguay también ha habido reacciones de protesta, que han sido reprimidas por las fuerzas de seguridad. 
