A pesar de que comenzó con un código de vestimenta más estricto, en las carreras de Ascot continúan viéndose complementos de lo más estrambóticos.Campos de fútbol, helados olímpicos e incluso platos, con huevo frito incluído, se han convertido en sombreros. Eso sí, cumplen la norma: cubren más de diez centímetros de la cabeza. Son el toque más extravagante de una cita que reúne, cada año, a más de 300.000 personas.