Son las doce de la mañama y Ayud ya recoge su material de trabajo. Lleva en pie desde las cinco y media pero quiere acabar antes de que el calor sea aún más intenso. Y es que está en pleno Ramadán, sin poder comer ni beber a pesar del esfuerzo. Ayud afirma que es muy complicado soportar el calor y que llega cierta hora del día en la que ya no se puede aguantar más. También Idri sabe lo que es trabajar en pleno Ramadán, aunque no esté al aire libre no tiene aire acondicionado por lo que el calor se convierte en su peor enemigo. Idri cree que todos los meses de verano son igualmente duros pero que en agosto se complican más las cosas. Abdeslam es más afortunado. También tiene que trabajar pero con el aire acondicionado las horas se hacen más llevaderas. Aún así reconoce que las altas temperaturas convierten agosto en el peor mes para hacer el Ramadán. Afirma que es muy duro hacerlo en verano pero que se trata de una cuestión de fé y que el Ramadán es uno de los cinco pilares de la religión musulmana por lo que hay que seguirlo. Todos coinciden en lo mismo. Es su fé la que los ayuda y confian en que, cuando caiga la noche, retomarán las fuerzas para volver al trabajo.