Las playas malagueñas vuelven a sufrir invasión de medusas. Cientos de ellas han llegado estos días a la costa, favorecidas por la alta temperatura del agua, la ausencia de depredadores, el viento de levante y la ausencia de precipitaciones en los meses anteriores. Los bañistas se amontonan en las orillas de las playas con redes y cubos, dispuestos a atrapar a todas las medusas que sea posible. Los que se bañan, lo hacen con cuidado y a sabiendas de que pueden ser picados. Si esto se llegara a producir, lo que se recomienda es retirar cualquier resto que quedara en la piel, como algún trozo de tentáculo, limpiarse con agua salada, vinagre o limón y aplicarse frío en la zona durante quince minutos. Por contra, lo que no se debe hacer es secarse con la toalla o con arena ni rascarse en el lugar de la picadura.