Un cerrado aplauso para unos padres incapaces de contener sus lágrimas.Y para una hermana que recibe los besos que Sonia no le da desde hace dos años.Pontevedra ni olvida, ni quiere olvidar a Sonia Iglesias. Así lo demostraron las más de dos mil persona que salieron a la calle en recuerdo de la pontevedresa desaparecida hace ya algo más de dos años.El caso está bajo secreto de sumario, pero hace unos días dió un giro radical al ser imputado Julio Araujo, compañero sentimental de Sonia y padre del niño de diez años que tienen en común. La hermana de Sonia siempre sospechó de él.La famlia ha perdido la esperanza de que Sonia aparezca viva, pero no de que la justicia esclarezca los hechos. Al final de la manifestación las cuerdas de un violín, de una música callejera, volvieron a arrancar la lágrimas de la familia Iglesias.