El huracán Irene, ahora convertido en tormenta tropical, ha dejado una veintena de muertos en la costa este de Estados Unidos este fin de semana, así como cuantiosas pérdidas materiales superiores a 7.000 millones de dólares, según las primeras estimaciones. Sus fuertes rachas de viento, superiores a los 112 kilómetros por hora, han llegado a derribar tendidos eléctricos, lo que ha dejado sin electricidad  a más de medio millón de hogares y negocios de Rhode Island, Massachusetts, Connecticut y New Hampshire.  La tormenta que va perdiendo fuerza a medida que transcurre el tiempo, se dirige ahora a Canadá, donde ha dejado sin electricidad a 248.000 hogares de la provincia de Quebec.