Es un hotel fantasma desde que hace tres años un juez lo declarase ilegal. Su construcción en medio del Parque Natural del Cabo de Gata fue una tarea sencilla, pero su demolición se está convirtiendo en toda una odisea. El hotel almeriense de El Algarrobico ni se ocupa ni se derriba. Por eso Greenpeace se ha instalado en él esta mañana. Los activistas piden su demolición y exigen a la Junta de Andalucía que se retire de los pleitos en los que se defiende que la parcela es urbanizable. Esta acción se suma a las muchas que vienen realizando en los últimos años. Desde buscar apoyo entre la gente de a pie, hasta cubrir la fachada de esta mole de hormigón con 18.000 metros cuadrados de tela verde. Diferentes campañas con un único objetivo: conseguir que este privilegiado entorno recupere la imagen que nunca debió perder.