Si viésemos hoy a una persona bañarse en el mar, pensaríamos que es una imagen de archivo de hace un par de meses, pero lo cierto es que podría ser de hace un par de horas en la playa de la Barceloneta. Con el termómetro rondando los 20 grados el sol hace soñar con un mar tibio que es un espejismo y también delirar a más de uno. Hay ganas de tomar el sol, aunque sea de manera improvisada o se le dé un sentido ideológico. Sobre todo, porque el buen tiempo llega después de casi tres semanas consecutivas de cielos grises y precipitaciones históricas. En las Ramblas, en el Arco del Triunfo. La sed de sol se nota en cada rincón de Barcelona.