Bajo la amenaza de una nueva dictadura, con decenas de miles de manifestantes en la calle y ante un larguísimo proceso electoral que pocos comprenden. Bajo estas circunstancias se abren hoy las urnas en Egipto. Comienza un proceso que debería acabar el próximo mes de julio. Los problemas se acentuarían si el resultado no es aceptado por la amplia mayoría. Una manifestante señala que las elecciones son "una broma", que no se explica cómo van a asegurar que sean limpias si "ni siquiera son capaces de garantizar su propia seguridad".Otro manifestante dice que no va a votar porque quiere "defender su dignidad", que va a entregar una papeleta en la que diga " abajo el poder militar". Más de medio siglo después del golpe del ejército que derrocó al rey Faruk, y tras la caída de Mubarak, Egipto busca su detino entre el miedo, la desconfianza y la confusión. Exige ya un gobierno de transición que no sea heredero del pasado.