La economía ha sido el eje central de Barack Obama en su primer discurso sobre el estado de la Unión. El presidente nortemaericano ha anunciado un plan de choque para reducir el paro y ayudas para las empresas que contraten trabajadores o les suban el sueldo. Su proyecto sanitario sigue adelante. El discurso ha llegado en un momento de los más delicados desde que entró en la Casa Blanca. Con su popularidad en uno de sus índices más bajos y la reforma sanitaria en peligro Barack Obama ha querido coger por los cuernos el toro de la economía y el desempleo; Su prioridad para este año Combatirá el 10 por ciento de desocupación, dice, con el dinero devuelto por Wall Street, más de 30 mil millones de dólares destinados a las pequeñas empresas. También habrá incentivos fiscales para las compañías que contraten más empleados, decidan subir los salarios o se decanten por las energías limpias. Estímulos financieros con los que Obama quiere recuperar más de dos millones y medio de puestos de trabajo en un año. Unas medidas que quiere aprobar cuanto antes en su totalidad y a las que le acompañará un severo recorte en el gasto público del que sólo se librarán los departamentos de Defensa, seguridad, pensiones y sanidad. El presidente quiere congelar los presupuestos durante diez años para poder ahorrar así más de 250 mil millones de dólares. Un ahorro a largo plazo en el que también espera que contribuya la polémica reforma sanitaria, de la que ha entonado el mea culpa por no haberla explicado mejor, pero que según su gabinete reportará un beneficio de más de mil millones de dólares en 20 años.