La banda terrorista ETA almacenaba 1.500 kilos de explosivo en el piso de Portugal. Los artificieros de la Guardia Nacional Republicana han hecho estallar buena parte en una cantera situada a 200 metros del piso franco. Piso que habían convertido en su fábrica de bombas, a imagen y semejanza del taller desmantelado en Cahors, en Francia, en 2007. Como aquél, habían transformado un cuarto de baño en un completo laboratorio para preparar los explosivos. Y el garaje era, de momento, el almacén, porque estaban los bidones listos para enterrar en zulos. De hecho, no se han encontrado ni armas ni mucha documentación, por lo que se cree que ya están escondidas. Además, recientemente. En la furgoneta que los dos presuntos etarras que vivían aquí abandonaron antes de escapar había guantes y monos de trabajo, con palas manchadas con restos de arena fresca. Sospechan que para esas labores, se les unió el pasado fin de semana más gente. Los vecinos, que guardan mutismo ante la prensa en el regreso a sus casas, llegaron a pensar, incluso, que se estaba celebrando una fiesta con tantas idas y venidas. Los agentes de la científica no paran y lo que les queda. Se está analizando ya dos ordenadores portátiles, manuscritos y cuatro teléfonos móviles.