Siete horas de debate emitido en directo por televisión no fueron suficientes para acercar posturas en la cumbre sobre la reforma sanitaria celebrada ayer en Washington. Una vez más, demócratas y republicanos manifestaron sus diferencias y se lanzaron duros ataques. Los puntos principales de la discordia: el coste de la reforma sanitaria y la posibilidad de expandir la cobertura médica a 30 millones de ciudadanos sin seguro. Los republicanos reclaman que se vuelva a comenzar desde cero, tras un año de duras negociaciones, pero no piensan lo mismo los demócratas. A pesar de las duras tensiones, Obama dijo al concluir el debate que seguirá adelante con la reforma con o sin el apoyo republicano. La reforma sanitaria es la gran iniciativa legislativa de Obama y se encuentra estancada en el Congreso desde el pasado mes de enero.