La policía holandesa ha detenido a dos personas por haber provocado el pánico, y 50 heridos, en Ámsterdam, durante la ceremonia en recuerdo de los caídos durante la II Guerra Mundial. El primero de los arrestados, vestido con un abrigo largo negro, sombrero y barba poblada, interrumpió a gritos los dos minutos de silencio guardados por los muertos. Sus voces causaron una estampida entre el público que abarrotaba la plaza del Dam, en el centro de la ciudad. Al segundo sospechoso se lo han llevado por abandonar una maleta en el mismo lugar. Entre la gente que corría ha habido desmayos, contusiones, brazos y piernas notas y rasguños de diversa gravedad. Varios niños han sido derribados y muchos otros se han echado a llorar. Pensaban que se trataba de un atentado. La reina Beatriz, y su hijo y heredero, el príncipe Willem Alexander, han sido evacuados de inmediato. En cuanto la situación se ha normalizado, han regresado para presidir el resto de la ceremonia. Aunque no se ha emitido aún un comunicado oficial, el pánico desatado en la capital holandesa era comprensible. El año pasado, un ciudadano deprimido se lanzó en su coche contra la familia real en la ciudad de Apeldoorn, en el centro del país. Fue durante el Día de la Reina, la fiesta nacional celebrada en la calle en todo el país. El auto arrolló y mató a siete personas, muriendo también al propio conductor. A partir de entonces, las medidas de seguridad en torno a la familia real se han reforzado.