El presidente norteamericano, Barack Obama, eligió un lugar algo insólito para celebrar el almuerzo de trabajo con el presidente ruso, Dimitri Medvedev. Fue en una hamburguesería cercana a la Casa Blanca, la preferida del presidente estadounidense. La idea no desagradó a su homólogo ruso. Entre bromas reconoció que la comida estaba muy buena a pesar de no que era muy sana. Después de este encuentro informal, Obama expresó su apoyo al ingreso de Rusia en la Organización Mundial de Comercio. Hoy los dos presidentes se suman a la cumbre del G-8 y el G-20 que se celebra en Canadá.