La alarma saltó la semana pasada cuando una bacteria teñía de verde fosforito las aguas del Umia, desde el pantano del municipio pontevedrés de Caldas hasta la desembocadura del río. Aunque las algas no suponen un peligro para el consumo, los vecinos de la zona están preocupados y han sufrido cortes mientras se limpiaban las depuradoras. Aunque el agua sigue verde, se mantiene el suministro y se asegura que es potable.