En Francia ha comenzado otra semana de furia. De furia, protestas y movilizaciones contra la reforma de las pensiones. El país está paralizado por la huelga y no sólo porque el paro afecte a los transportes, también porque tras 12 días de protestas en las refinerías, las gasolineras se están quedando sin combustible. Los adolescentes de Lyon toman las calles y protagonizan los primeros disturbios mientras el paro en el transporte por carretera corta accesos a las grandes ciudades. "Sarkozy estás acabado, los jóvenes han llegado", gritan cientos de estudiantes de institutos. Pero nada indica que el presidente vaya a ceder, ni por los incidentes entre policías y estudiantes, ni por la huelga general de mañana, la enésima ya. Así que parece seguro que el miércoles el Senado francés elevará la edad de jubilación de 60 a 62 años.