Tal y como anunciaban los sondeos, los norteamericanos han castigado con su voto a Barack Obama. El Partido Republicano ha arrebatado a los demócratas al menos cincuenta escaños con lo que logra la mayoría en la Cámara de Representantes. No han conseguido el doblete que esperaban, porque no controlarán también el Senado, pero supone un fuerte castigo a Obama en unos comicios en los que ha destacado el alto índice de participación.El Tea Party, que amenazaba con inundar la política estadounidense con su exaltación del amor a la bandera y amor a Dios, ha triunfado. Rand Paul es el primer senador que los ultraconservadores cuelan en el Senado, por Kentucky. Anuncia que recuperarán el Gobierno, acusa a Obama de antipatriota y le aconseja que aprenda de Marco Rubio, exiliado cubano con lema: Recuperar América. Nuevo Senador por Florida, también del Tea Party, que algunos apuntan como vicepresidente.La antiabortista, antigay, Cristina O'Donnell, ha perdido su escaño, pero es la única y hasta su derrota se toma como victoria. El Partido Republicano, los conservadores, ha registrado un gran avance gracias al empuje de los ultraconservadores. El Congreso es suyo, la mayoría de los gobernadores estatales también y en el Senado rozan la mayoría con lo que frenarán casi todas las reformas de Obama. Lo primero será paralizar la reforma sanitaria, devolver privilegios a Wall Street, mantener la dureza de las leyes de inmigración, recortar el gasto y cuestionar la estrategia militar en Afganistán.
