Osadía es el segundo nombre del francés Philip Pétit que ha vivido toda su vida en la cuerda floja. En 1973 se atrevió a cruzar la bahía de Sidney, sin red y sólo con la ayuda de unos amigos. Hizo lo mismo poco después en Notre Dame, París.Pero ese año se levantaron dos torres en Nueva York que parecían pensadas para que Philip Pétit las cruzara. Cuatrocientos quince metros de altura. Tras meses de preparación, de conocerse al detalle las Torres Gemelas, Pétit se subió a la azotea y obró el milagro.Ocho veces cruzó el cable. Cuarenta y cinco minutos mirando al abismo. Fue el delito más "artístico" de la Historia. Al arrestarle, un policía le preguntó por qué lo hizo. "Hago algo magnífico y misterioso y todo lo que consigo es un práctico ¿por qué?. Lo bello es que no hay un "por qué" decía Pétit en una entrevista.Ahora el documental "Man on wire" recoge las acrobacias de este singular funambulista que consiguió que los hombres volvieran a mirar al cielo.