Tzipi Livni se ha presentado ante los suyos, con gran parafernalia, como la ganadora de las elecciones. Pero detrás de su sonrisa contenida hay una victoria raspada. Con 28 escaños, necesita el apoyo de su rival directo para formar un gobierno.Precisamente por eso los aplausos también se han oído en otras sedes. Sobre todo en la del nacionalista Likud, que con 27 asientos acaricia la idea de convertir a Netanyahu en el nuevo primer ministro de Israel.Las negociaciones están abiertas, pero los votos del tercer partido, el del ultraderechista Lieberman se han convertido en la nueva bisagra israelí. El candidato ya ha adelantado que prefiere estrechar la mano a un ejecutivo conservador liderado por Netanyahu.
