Con la visita de Sarkozy ha quedado patente la buena relación entre Francia y España, pero a pesar del acercamiento político existen grandes distancias en las conexiones entre ambos países: El AVE se ha quedado estancado en los Pirineos, en el llamado túnel de Pertus, por el diferente ancho de vía. España ha hecho los deberes pero Francia, menos necesitada, no ha prestado suficiente interés en ese sentido. En teoría, dentro de tres años la alta velocidad conectará Barcelona y Lyon en menos de cuatro horas. A las problemas de transporte hay que sumar las conexiones eléctricas: tres lustros de negociaciones para "enchufarnos" a Francia no han dado resultado por razones medioambientales, políticas y económicas. De esa interconexión depende que España esté menos aislada energéticamente. La sintonía política parece total. El tiempo dirá si España y Francia consiguen acercarse no sólo de palabra.