Benedicto XVI está hoy en Belén y allí ha oficiado una misa ante 9.000 fieles. Para llegar hasta la ciudad donde se sitúa el nacimiento de Jesucristo su caravana no ha tenido que pasar los controles israelíes que a diario dificultan la vida de la población de Cisjordania. Dos millones de palestinos hacinados y rodeados por un muro de nueve metros de altura y una longitud prevista e 720 kilómetros conviven con él. Y a ellos, a los palestinos, les ha dedicado gran parte de su misa. El discurso del Papa ha sido más duro que el de ayer en Jerusalén donde Benedicto XVI lanzó críticas más veladas al pueblo de Israel. Hoy, como en días anteriores, medio centenar de fieles han podido salir de la Franja para escuchar sus palabras. La homilía ha estado plagada de referencias de apoyo al pueblo palestino, por ejemplo el Papa ha expresado su más firme apoyo a la creación de un Estado de Palestina.