El padrastro de la niña violada en Isla Cristina es el único de la familia que no se ha marchado del barrio. El resto ha dejado su casa hasta que los ánimos se tranquilicen. Tres de los imputados han vuelto a su domicilio y muchos vecinos están asustados. Los que sí se atreven a hablar piden ante todo justicia. El sentimiento es similar a tan solo unos kilómetros: en Baena donde otra menor fue violada por seis jóvenes no se habla de otra cosa.
