Porfirio Lobo es el ganador de las elecciones presidenciales de Honduras. Comicios que el presidente depuesto Manuel Zelaya ha calificado como fraudulentos. Él apostaba por el boicot pacífico a estas elecciones. Lobo, ultra conservador, habría vencido con el 55% de los votos. Su elección puede poner fin a una crisis de estado que dura ya más de cinco meses. Porfirio Lobo es el gran beneficiado de unas votaciones a las que le ha dado la espalda la comunidad internacional, la gran asignatura pendiente del futuro jefe de estado. Pepe Lobo, como se le conoce en Honduras, es padre de once hijos y cuenta con un perfil político ambiguo, se presenta como ultra conservador a pesar de tener un pasado comunista como estudiante universitario en la antigua Unión Soviética. Los sondeos de las televisiones locales le han dado una ventaja durante toda la noche de hasta 17 puntos sobre su principal adversario Elvin Santos. El candidato del partido que aglutina a los dos actores principales de esta convulsa situación política. A un lado, Roberto Micheletti, el presidente de facto tras el golpe de estado del 28 de junio que no ha dudado en acudir a las urnas. En el bando opuesto, el jefe de estado derrocado Manuel Zelaya que continúa refugiado en la embajada de Brasil, desde donde ha vuelto a calificar de ilegítimo el proceso electoral. Sus fieles se han hecho notar en las papeletas electorales y en las calles de Tegucigalpa. El miércoles, el Congreso Nacional podría anular todo el proceso con la restitución de Zelaya como presidente.
