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Internet ha posibilitado que la relación entre un negocio y sus consumidores tenga un camino de ida y vuelta. Ya no vale sólo lo que una compañía publicita de su producto o servicio. Para garantizar el éxito importan bastante más las respuestas que dan los clientes que lo han probado. Las empresas, las más abiertas, están aprovechando todo el potencial de la web 2.0 y construyen una relación más de igual a igual gracias al fenómeno de las redes sociales.La nueva Internet de estos últimos años, con la explosión de las redes sociales, permite un diálogo entre la empresa y sus clientes. Y no importa tanto que te critiquen, sino que esas críticas te permitan mejorar. Hay centenares de ejemplos de redes sociales en el mundo. No se trata sólo de las más populares Facebook, Myspace o Tuenti. Existen comunidades virtuales, donde miles de internautas (millones en algunos casos) buscan, debaten, comparten información sobre una afición, una pasión o cualquier actividad. Gran parte de ese caudal informativo es de contenido comercial, información que puede afectar al futuro de una compañía.El último ejemplo que conocemos en España se llama Yunait.com, una red social que apenas tiene un mes de vida y que resulta perfecta para tiempos de crisis: sus usuarios comparten información sobre ofertas y consejos para ahorrar, y publican su opinión acerca de aquellos negocios que tienen una buena relación calidad/precio. O no.Para su director general, Pablo Elosúa, "las marcas no son lo que dicen las propias marcas. Las marcas son lo que dicen los consumidores".Poco importa que esa compañía con el sambenito a cuestas ni esté ni le interese estar en Internet. El hecho es que la gente habla de ella y el mal puede estar hecho si no se reacciona a tiempo.Los expertos en el nuevo marketing coinciden al afirmar que las herramientas 2.0 aportan un valor estratégico en el plan de negocio, porque el consumidor ha dejado de ser pasivo. Habría, en todo caso, de dar las gracias a ese ejército de consultores, que gratuita y desinteresadamente nos dicen dónde hemos fallado, qué tendríamos que mejorar para volver a ganarnos su favor perdido.Las redes sociales han venido para quedarse. Elegir un restaurante, un hotel, comprarnos una moto o coche, irnos de vacaciones, adquirir alimentos, depositar nuestros ahorros en determinado producto bancario... Muchas de nuestras decisiones como consumidores las tomamos en la red, fiándonos de lo que dicen otros como nosotros: seguimos la opinión de aquellos internautas, que presumimos que tienen un estilo de vida y unos gustos similares al nuestro.