La bomba colocada en una ventana del repetidor del monte Arnotegi, en las cercanías del Pagasarri, a escasos kilómetros de Bilbao, contenía entre tres y cuatro kilogramos de explosivo, aún por determinar, y estalló en el momento en que fue tocada por el robot de los artificieros de la Ertzaintza, sin que se registraran heridos. En la zona sólo se encontraban los artificieros después de que las patrullas desplegadas en la zona encontraran el explosivo, cuya colocación había sido anunciada a la DYA por un comunicante anónimo sobre las nueve de la mañana.