¿Qué más le podía pasar a la antorcha olímpica?. Desaparecer. Lo hizo nada más ser encendida en San Francisco. Tras permanecer oculta en una nave del puerto, comenzó un recorrido distinto al anunciado y mucho más corto. Esto obligó a que los relevistas portaran la llama de dos en dos. Pero ni así se pudo evitar que una de las corredoras ondeara la bandera del Tibet, ni que decenas de espontáneos trataran de alcanzar la antorcha. La mayoría fueron frenados por la primera línea de policías, y alguno atropellado por la segunda línea: la de los motoristas. Ante tanta tensión, se optó por cancelar la ceremonia de despedida y mandar la antorcha al aeropuerto en un autobús.Aunque cada escala se está convirtiendo en un suplicio, las autoridades chinas descartan cancelar la gira mundial del fuego olímpico. Y rechazan iniciativas como la del Parlamento europeo, que ha votado a favor de boicotear la ceremonia de apertura de los Juegos. "Estos políticos que están hablando de boicotear los Juegos Olímpicos yo pienso que no tienen la mínima moral ni conciencia", ha afirmado Qiu Xiaoqi, embajador de China en España. La próxima estación del 'via crucis' de la antorcha, mañana, Buenos Aires.