En Amstetten (Austria), luces y sombras sobre el caso de Joseph Fritzl, violador y secuestrador durante 24 años de una de sus hijas. Una confesión y mil preguntas. Interrogantes que ponen en tela de juicio la labor de la policía austriaca. Joseph Fritzl era un viejo conocido de la Policía, porque tenía antecedentes por dos violaciones y exhibicionismo. Y su ficha como agresor sexual está al alcance público en el registro de Linz. Hoy la publica la prensa y en Amstetten no salen de su asombro. Ahora la Policía reabre 64 casos de menores desaparecidos y quiere interrogar a la mujer del 'monstruo'. ¿Qué sabía de las aberraciones que cometía impunemente su marido?. En Amstetten se cuestionan la versión policial que niega la existencia de un cómplice, pero que busca restos de ADN de alguna otra persona en el interior del zulo. Hoy se ha sabido que la mazmorra tiene dos puertas de acero y las dos se abren con un código electrónico por control remoto. El trabajo es lento. Los investigadores llevan máscaras y hacen pausas muy seguidas por la falta de aire. Uno de los últimos inquilinos asegura que de su casa desaparecía comida, Fritzl tenía llaves de todas. Una vez vio entrar a un hombre en el garaje."Un fontanero", le explicó Joseph al que se le ha redoblado la vigilancia en prisión ante un más que posible linchamiento de otros presos.
