Son sólo 11 presos los elegidos aunque muchos más aspiraban a calzarse las zapatillas y acabar alguna etapa del Camino de Santiago. De sus celdas al patio y poco más, ese es el máximo recorrido que les ofrece la rutina diaria de la cárcel de Nanclares. Hoy dejarán atrás las rejas para avanzar hacia su libertad. Ya están en segundo grado, la cuarta parte de sus penas cumplidas y muchos ya han pisado la calle porque disfrutan de permisos.