El presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy, abandonaba ayer el Congreso de los Diputados con la certeza de que María San Gil se va. "He apoyado siempre a María San Gil y tome la decisión que tome, yo la seguiré apoyando", decía a la prensa.La decisión de la dirigente vasca es que lo deja. Rajoy mantuvo ayer mismo una tensa reunión con San Gil en Madrid. Una reunión secreta, sin cámaras, sin presión, pero que sólo duró una hora. La última vez que se les pudo ver juntos fue en Vitoria, tras el asesinato del agente Juan Manuel Piñuel. Fue el día en el que presentó su órdago, en el que mostró su desconfianza. Hoy San Gil sigue sin fiarse de Rajoy. Pero en su decisión final ha pesado, y mucho, la falta de apoyos en su partido en Euskadi. Ella sola tomó la decisión de enfrentarse a Rajoy sin contar con los suyos. Y ellos se lo han echado en cara: en Álava, en Vizcaya y hasta en Guipúzcoa, su feudo.María San Gil se va tras haber subestimado la importancia de sus propios compañeros de partido.
