Tras la victoria de la selección turca frente a la croata, la policía de Viena tuvo que intervenir en los disturbios producidos al final el partido por las calles austriacas. Turquía consiguió un nuevo milagro al clasificarse en semifinales de la Eurocopa 2008. Empató con Croacia en el último segundo de la prórroga, y con el 1 a 1 estiró la definición al punto del penal, donde se impuso por 3 a 1. El empate desató la locura en el banco turco y provocó las protestas de los croatas que reclamaban que el árbitro debía haber pitado el final antes.