Conforme iban llegando al aeropuerto perdían la esperanza y les invadía el desconsuelo. En el llanto han encontrado desde ayer por la tarde el consuelo de la Cruz Roja, una grupo de psicólogos que les prepara para el trance. Unos esperaban a su nieto, que hoy debía cumplir 23 años, mientras que otros no tenían noticias y se temían y esperaban lo peor. Hermanos, sobrinos, padres e hijos sabían ya a última hora de ayer que las esperanzas eran muy pocas. Han sido horas eternas y de incertidumbre.
