Bombay vuelve a caminar. Lo hace en recuerdo de las casi 200 vidas que 10 terroristas se llevaron por delante la semana pasada de forma indiscriminada. El ataque paralizó el centro financiero de la India, amedrentó a un país, potencia emergente a la que le toca ahora reaccionar. El primero en hacerlo, el ministro de Interior. Dimite por responsabilidad moral. Las dimensiones de la masacre han hecho que el primer ministro indio vea la necesidad de crear una agencia federal antiterrorista. Le da miedo haber mostrado sus carencias. La versión oficial de la investigación asegura que todos los atacantes procedían de Pakistán. El único terrorista capturado con vida ha confesado proceder de la región Himalaya de Cachemira y que es allí donde fueron adiestrados. En parte de la investigación Estados Unidos estará presente. Condoleeza Rice viajará a Nueva Delhi en una muestra de apoyo al ejecutivo indio.