El empresario alcarreño Jesús María Saboya tuvo que permanecer ayer resguardado en los juzgados de Guadalajara durante nueve horas, ante la presión ejercida por más de un centenar de trabajadores de la empresa avícola Avicu, que se concentraron en las puertas del edificio judicial. Todo comenzó pasadas las 9 de la mañana, cuando Saboya comparecía para testificar en una querella contra él impuesta por la Hacienda Pública por impagos de impuestos. Los trabajadores, sabedores de su citación, rodearon el edificio, custodiando las dos únicas puertas de salida del mismo. Los ánimos se fueron caldeando hasta que a las 12.00 la Policía trató de evacuar a Saboya. Pero fue imposible. Los trabajadores comenzaron a lanzar piedras, huevos y otros objetos; a abalanzarse contra el empresario, llegaron a golpearle con virulencia, al menos dos veces, y los efectivos policiales se vieron impotentes, y decidieron resguardar de nuevo a Saboya en el edificio. Finalmente, a las 17.45, y aprovechando la relajación de los concentrados, un fugaz operativo de los antidisturbios logró crear un cordón de seguridad junto a la puerta del garaje del edificio, momento en que evacuaron al empresario. La ira de los obreros se dirigió entonces hacia los policías que habían preparado el dispositivo, a los que acusaban de "proteger al delincuente", momento en que la tensión alcanzó el punto álgido, y los agentes comenzaron a disparar sus armas de fogueo, y a utilizar con contundencia las porras. Se vivieron algunas escenas dramáticas, y la situación se saldó con varios heridos leves.