Alrededor de 1.500 toneladas de uvas consumirán los españoles en la noche de fin de año. Y en la región alicantina de Vinalopó trabajan sin parar para tener preparada la uva de la suerte. La fase de elaboración sigue siendo muy artesanal. Las mujeres desgranan los racimos, que luego seleccionan en función de su tamaño para envasarlos de doce en doce en diferentes recipientes. La cosecha este año ha sido buena, y los precios no han subido.