Es común que alguien pregunte direcciones cuando va a un lugar nuevo, pero ¿serías capaz de darlas si tiene algo “raro”? No nos referimos a su físico o a su estado, sino a algo entre sus piernas…
El buen Jaime salió a la calle a pedir direcciones, pero justo en ese momento, su emoción llegó al punto máximo y era imposible que las personas que le iban a ayudar se fijaran en sus pantalones.
Diviértete con este video y déjanos tus comentarios. ¿Has pasado por esta incómoda situación?