Las crías menores de seis meses no podrán venderse.
Con esta medida, el gobierno británico quiere evitar la separación temprana de madres y crías, también las granjas o lugares de cría masiva de animales para la venta y exportación.
Quien quiera un cachorro, tendrá que contactar directamente con el criadero
o mejor, adoptar en una protectora.
Conocida como la ley de Lucy, esta norma lleva el nombre de una perrita cavalier king que fue rescatada de una granja de cría masiva en 2013 en Gales.
Lucy vivió la mayor parte de su vida en una jaula, lo que le ocasionó graves problemas de cadera.
Antes de la ley de Lucy, el gobierno británico hizo una encuesta sobre protección animal.
El 95% de los encuestados rechazó el comercio de mascotas menores de seis meses.