LA MAR ¿QUÉ? LA MAR QUE SEA ESA, ¿LA MARQUESA? ESA, ¿QUÉ SABE ESA? LA MAR Y LAMER. ¿QUÉ, ESA? SI SOLO ES MARQUESA, ANDA CHÚPATE ESA. ¿QUÉ, LA MAR O LAMER? LA MAR QUE SEA ESA. LAMER QUE SEA LA MARQUESA. -------------------- Con motivo del 80 aniversario del nacimiento de Sofía Grecia, se organizó un acto de muy poca monta en una salita perteneciente a la Escuela de Música que regenta la marquesa de O'Shea, Paloma O'Shea Artiñano. Conseguimos que Juanito fuera al acto, a pesar de los pesares, pero la realidad es tozuda y las actitudes y semblantes de los dos funcionarios royales lo dicen todo. No obstante hay visos de remedio para una cierta convivencia de cara a la nación, más por el convencimiento de que hay que conservar el modus vivendi que proporciona la real comedia, que por altura de miras y espíritu de sacrificio. Por eso Sofía Grecia se ve esforzada en sonreir ante los camarógrafos, girando la cabezuela para intentar lograr una pose risueña para todos los medios gráficos. Ahora bien, la que estuvo poco acertada fue Palomoide O'Shea, porque en una calleja, en exteriores, aunque sea recibiendo, no se puede exhibir una reverentia salutatis seguida de besos cuchipanderos. Reconocemos el esfuerzo por el gesto de Palomoide, pero no se pueden mezclar los costumbrismos mundanos con la géstica protocolaria debida. Además Palomoide cometió el error de quedarse al lado de ambos funcionarios royales en el posado para el pool press. Para ser más exactos, Palomoide se adelantó a recibir, aunque no se acercó al coche, debió esperar a que los funcionarios royales posaran para las fotografías y recibirlos, después, en la antepuerta del edificio, no en mitad de la calleja, y en esa antepuerta ejecutar una reverentia salutatis que podría haber quedado para los anales de la historia. Palomoide se debe a la monarquía, porque fue distinguida con el título nobiliario de marquesa de O'Shea en el mes de julio del año 2008, por lo que no podemos aceptar que falle en cuestiones protocolarias y de etiqueta. Hubiera sido fenomenal organizar un comité de bienvenue en representación de la Escuela, que hubiera recepcionado a los funcionarios royales en formación lineal, previa entrega de un pethard de florecillas a Sofía Grecia. El callejeo cortesano no obedece nunca a los cánones de la buena compostura para exaltar a la monarquía como el principalísimo icono de la nación. Aunque no dudamos del amor de Palomoide hacia la institución que la ha hecho marquesa, hemos de prevenir del amor ciego, mucho más cuando no es locura de amor, porque el amor siempre es, de suyo, un potro desbocado que no sabe adonde va, porque cree que puede ir adonde nadie puede llegar, lo que es un vicio de la razón que tuerce las sanas intenciones, llevando a la desvaría y a la zozobra.