Se acaba de dar a conocer un estudio que sugiere que no estamos solos en el gusto por los alimentos cocinados.
Bonobos, chimpancés, orangutanes y gorilas cautivos también los prefieren. Esa es la conclusión a la que han llegado el antropólogo de Harvard Richard Wrangham y Victoria Wobber, del Max Planck Institute for Evolutionary Anthropology (Leizpig, Alemania).
El experimento consistió en dar a elegir comida cocida (carnes, batatas y zanahorias) o comida cruda a diferentes tipos de grandes primates. Y todos ellos escogieron mayoritariamente la cocinada.
Al cocinar se eliminan posibles gérmenes patógenos. Argumento que no convence mucho a los partidarios de la comida cruda, o crudívoros, que aseguran que, al alterar los alimentos naturales, se crean toxinas. Una de sus justificaciones es que nuestros ancestros comían siempre crudo, hasta el "reciente" descubrimiento del fuego. El hecho es que no hay ninguna prueba firme de que una dieta crudívora tenga mejores efectos en general para la salud humana que una que incluya alimentos cocinados. A pesar del auge del sushi y del naturismo. Y que cocinar la comida es una conducta que se da en todas las sociedades humanas, de la que no se escapa ni la tribu más aislada.
Volviendo al estudio de Wrangham, encuentra importantes implicaciones en la preferencia de los grandes primates por la comida cocinada. Él mismo ha probado la dieta chimpancé, que se basa fundamentalmente en frutas fibrosas y amargas, y vio que era de difícil digestión. No hay que imaginar la comida chimpancé como dulces manzanas y bananas que la selva da generosamente todo el año. Preguntados por el asunto, los pigmeos del este del Congo que viven en territorios compartidos con los chimpancés dicen que no hay manera de tragarse lo que los chimpancés comen. Y la carne cruda necesita de un lento masticado para romper nervios, tendones y tejidos.