Lo primero que hay que tener en cuenta es si el perro tiene o no miedo a las personas que no conoce.
En caso de que no tenga miedo porque haya tenido una correcta socialización de cachorro y de adulto, no tiene por qué haber problema.
La complicación aparece cuando el animal no ha socializado y arrastra malas experiencias con personas.
Si a tu can le ocurre esto último, presta atención a su lenguaje corporal, no permitas que un desconocido intente acariciarle, no le regañes por no querer que lo toquen y llama su atención con algo rico a cambio de sentarse para que asocie al desconocido con algo agradable.
Siempre es mejor que el animal se acerque a la persona por su propio pie y que se le dé su espacio. Si se acerca él solo, claramente dará su visto bueno a la caricia.