La interacción funcional entre la corteza prefrontal (CPF) y la amígdala así como la activación del eje hipotálamo-hipófisis-adrenal (HHA) y la liberación de catecolaminas en áreas límbicas del cerebro, juegan un papel clave tanto en la regulación de la respuesta fisiológica a estrés como en respuestas mal-adaptativas a estrés. El procesamiento de la información emocional a largo plazo, es otro de los mecanismos que contribuyen a la capacidad de los individuos para adaptarse a situaciones de estrés. Diversos estudios han mostrado que la CPF modula la activación del eje HHA en condiciones basales y durante estrés así como la formación de memorias relacionadas con estímulos aversivos. Es más, tanto la transmisión noradrenérgica en la amígdala como los cambios en la concentración de corticosterona en esta misma área del cerebro, son fundamentales en la adquisición y consolidación de la memoria emocional. Sin embargo, y a pesar de su importancia en la regulación de la respuesta a estrés, aún no se conoce bien el papel específico de la CPF y la amígdala en la regulación del eje HHA y en el procesamiento emocional, y en qué medida la alteración de estas áreas facilita respuestas mal-adaptativas a estrés. Por otra parte, el enriquecimiento ambiental (EA) se ha descrito como un modelo experimental que reduce la reactividad a estrés e incrementa la resistencia frente a estímulos aversivos. Además este paradigma experimental está siendo investigado como modelo animal para estudiar los mecanismos neurobiológicos del tratamiento de patologías psiquiátricas relacionadas con el estrés como el trastorno de estrés post-traumático (TEPT). La presente Tesis Doctoral consta de tres bloques experimentales en los que se investigan diferentes aspectos relacionados con el papel de la CPF y la amígdala en la respuesta a estrés tanto en condiciones fisiológicas (evaluando los efectos de un estrés moderado) como patológicas (evaluando los efectos de un estrés traumático)