Los trucos de magia ponen a prueba muchos de los procesos mentales que estudian los neurocientíficos. Los doctores Susana Martínez-Conde y Stephen L. Macknik investigan cómo funciona el cerebro a través de la magia, una puerta abierta para tratar algunas enfermedades cognitivas. Sí, el cerebro experimenta engaños constantes, la mayoría de ellos los ignoramos o nos pasan desapercibidos. En realidad el cerebro inventa más información de la que procesa a través de los sentidos. Esta simulación que el cerebro realiza de la realidad es raramente perfecta, es decir, en la mayoría de los casos existe una discrepancia, mayor o menor. Cuando la discrepancia es mayor solemos hablar de ilusiones, pero la mayoría de las cosas que experimentamos son parcialmente ilusorias porque esta correspondencia nunca es perfecta. ¿Fabricamos esas ilusiones para poder sobrevivir ante la realidad? Desde un punto de vista evolutivo, nuestro sistema nervioso ha desarrollado una serie de mecanismos que pueden subsanar en alguna medida las limitaciones naturales que tenemos. En el cerebro tenemos un número limitado de neuronas y tendría que ser del tamaño de un edificio para poder procesar la realidad, pero tiene que caber en la cabeza, porque lo que mostramos de la realidad es muy limitado. Por eso tenemos que sobrevivir, navegar el entorno físico, relacionarnos con otras personas y objetos. Esto es porque el cerebro lleva a cabo una serie de atajos y estima información basándose en la información que realmente dispone y que es muy limitada. Todo tipo de estrategias, de algoritmos que hemos desarrollado a lo largo de la evolución nos ha conferido una ventaja a la hora de la supervivencia, a nosotros y a cualquier otro sistema nervioso.