Hay quien ha denominado a la extinta RDA "República del Doping de Alemania". El semanario alemán Der Spiegel publicó varios reportajes de investigación desmantelando en los últimos años la trama de la república oriental en materia deportiva desde la Segunda Guerra Mundial. El gobierno resultó implicado en programas de dopaje que abarcaba el uso del Oral Turinabol (esteroide androgénico) y experimentos con atletas para desarrollar nuevas drogas estimulantes no incluidas entre los fármacos. El nadador Raik Hanneman, medalla de plata en los campeonatos europeos de 1989, fue claro al explicar las razones que le llevaron a doparse: "era la única forma de integrarme en los privilegios del sistema: quería un apartamento, un coche y una buena educación. Eso sólo podía lograrlo gracias al deporte". Hanneman era un prisionero del sistema. El que se negaba al suministro de sustancias era apartado de la elite y la posibilidad de entrenar. La saltadora de longitud Heike Drechsler, de la RDA, ha mantenido su nivel, siempre entre las mejores del mundo, después de la reunificación alemana.