Además del peligro que suponen para los motoristas, “rajar el asfalto” supone un grave deterioro para la vía.
“Las hendiduras permiten que el agua penetre en las diferentes capas del asfalto deteriorándolo”, explica. El peligro en invierno será todavía mayor ya que, de acuerdo con el representante de los motoristas, el agua que penetra se puede helar con las bajas temperaturas y generar grietas en el asfalto.