Madrid, 23 abr (EFE).- Aunque algún numerólogo bíblico había predicho justamente para hoy el día del fin del mundo, con sus correspondientes terremotos, tsunamis y erupciones volcánicas, en Cataluña los únicos movimientos tectónicos detectados han sido los provocados por miles de personas recorriendo sus principales calles.
Vuelve a ser 23 de abril, Diada de Sant Jordi, cae en día laborable, después de dos años coincidiendo en fin de semana, y grandes ciudades y pequeños pueblos han dispuesto paradas de libros y rosas en el espacio público, que pronto se ha visto desbordado.
El epicentro de la fiesta, en la plaza de Catalunya de Barcelona y sus calles adyacentes, desde el Paseo de Gràcia, la Rambla Catalunya o la Rambla, ha visto cómo riadas humanas invadían estas vías, con una rosa en la mano y en busca del libro para regalar durante la jornada.
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, a primera hora de la mañana ha recordado que en la Rambla hubo un atentado terrorista el pasado día 17 de agosto y ha deseado que "la sangre del dragón se convierta en miles de rosas y vuelva a estar llena de vida y libros".
Por su parte, los tres escritores catalanes más madrugadores, los premios Sant Jordi, Josep Pla y Ramon Llull, en esta ocasión, Joan-Lluís Lluís, Antoni Bassas y Martí Gironell, respectivamente, han dicho vivir ilusionados una jornada que ven "excepcional y brillante", aunque han sostenido que "las circunstancias son dramáticas", en referencia a la situación política catalana.
Al mediodía, editores y escritores han coincidido en que la afluencia de personas ha variado con respecto a los dos últimos años, muy masiva por la mañana al caer en festivo, mientras que hoy ha habido gente, pero se espera que durante toda la tarde, acabados horarios lectivos y laborales, haya todavía más lectores deambulando ante las numerosas paradas.
Además, no han escondido que durante el fin de semana también se han vendido libros y rosas, lo que no suele ocurrir cuando Sant Jordi cae entre semana.
Escritores venidos de diferentes puntos geográficos han vuelto a sacar sus plumas, sus bolígrafos y sus tampones para contactar con sus pacientes lectores, algunos de ellos haciendo colas de más de media hora, mientras de reojo algunos miraban las que provocaban cocineros como Jordi Cruz, divulgadores científicos como Xevi Verdaguer o el ganador del concurso televisivo "Got Talent" en 2018, César Brandon.
Almudena Grandes tenía la mano cansada de tanto firmar, igual que María Dueñas quien ha considerado que hoy Barcelona "está para comérsela", mientras Juan José Millás ha tenido que tomar antihistamínicos por la alergia que le provocan los plataneros.
La académica Carme Riera ha rememorado que participa en Sant Jordi desde 1975, cuando Francisco Franco todavía vivía, y otra veterana como la dibujante Pilarín Bayés precisaba que ella está celebrando su Sant Jordi número 57, aunque los primeros años "lo vivíamos como 'boy scouts'".
Poco